domingo, junio 27, 2010

Cádava

Con el cierre de tu voz
escapan el ver y el pensar.

Sólo cabe:
el reclamo de tu sonido
la búsqueda del otra vez
la desesperada espera de mis ojos
por nuestras estrellas.

Me andan invidentes los labios
tejiendo el derrumbe de tu cetro.

Este unilateral silencio no cesa
lleva un monólogo retumbante
en mi túnel infinito.

-En el último día-
cuando el crujido de estas brasas
despejen tu oído
intoxiquen tu aire
y ahúmen tu ceguera
-inválido-
regarás la hoguera
en la que arderás.