A primera vista

Caminar y caminar

hasta el sudor

hasta toparse con la luz

que abre el cielo

revolotea el estomago

descuadra constelaciones

hace que la nada

-alrededor-

se deforme y encaje.

Magia de canes con felinos.

Todo se detiene

excepto los latidos

la vida toma sentido

con un solo hilo

de esperanza

a la que llaman

amor.

Canción del arerir

Alzar las nubes

bañar árboles

columpiar los albores

danzar lagunas

erizar erizos

flamear el aire

girar la rueda

hablar himnos

imantar fronteras

jaquear culpas

kinestesiar los labios

liberar el fango

manosear la marejada

nutrir las alas

ñapar con besos

olfatear los sueños

pasquinar los reclamos

quincallear mariposas

rescatar el cielo

saber el amor

tejer el camino

uvar la lengua

vitorear la poesía

wikipediar la ignorancia

xilofonear himnos

yuntar los arerires

zafar la vida infinitiva.

http://antoniotellez0.blogspot.com/

Esta cercanía ausente está hecha del luto de tu mirada

Como no le pasa a algunos enamorados tengo vida
en esta vida tuya no me quejo de nada,
pero me haces falta.

Flor acampanada puse en la almohada.

¿Te dirá adiós el subconsciente de la noche?
¿me bastará el cascabel adolorido
para sonar mi latir?
¿serán las contorsionadas falanges
el salve y milagro?
Lo adverso, ¡que alegre te haga!
mi agitado, el sacudido en mis entrañas.
-Recuerda-:
lo parnasiano distrae
en pétalos, corazones y fieltro
no ruedes tus monedas.

Duerme en paz, semilla de horizonte
plancha tu ceño; te amo siempre de noche
hazle el amor a este tú a tú descamisado
-acostúmbrate-
cuando me regresa el amor lo devoro con hambre
y en una hora se verán estrellas fugaces.

Progreso

Resultó un diálogo

entre lo que Jamás Debió y Loque Fue:

―Agua fresca― pidió Loque.

―Reservo una gota en mi recuerdo.

Se derritió el temblor del rocío

del limo hacedor nada se sabe―

dijo Jamás mientras miraba la nada.

Loque: [con semblante atónito]

―¿Y el canto de la cascada sobre las rocas?

Jamás: [entre sollozos]

―Cuentan los troncos, los peces, las plumas

que es el fantasma más fúnebre y silencioso

del cementerio.

Animal en celo

 

¿Quién soy yo para salvar un alma?

Pero puedo maldecir al hombre necio

al que esquiva aquellos días sin remedio en mis paredes

al magnético de estos senos

merodeador erecto.

Quiero sugerirle  trinchera por susurros azules

-¡leñosa ilusión!-

maldito con su mirar daltónico de pala y tumba

maldito al lamer las heridas de sus propios méritos

maldito entre todos los hombres y mujeres

ligeros de pactos y verbos.

Cuánta insolencia

enfrentada a mi sordo hablar

hablar escultor de hocico en muecas

hablar detonador de su marcha certera

Maldito sin niñez, ni indulgencia.

Escocido en mi lástima y bendiciones.