En mi ahí
extorsionan:
Excusa y Pereza.
Mas que curioso:
cacarear culeca quiero
como un amanecer de gallinero
-Cristo lo sabe-.
Quiero
-más que en un quimérico acto-
ascender a las alturas de la ternura
aun sin un augurio de canciones.
No fumo
-amo al altruismo-
pero quiero el salir de la humareda
en mi boca
diez, veinte, mil bocanadas
de esparcidos versos
más allá del último árbol.
He querido
-lo luciferal bien lo sabe-
olvidar a esas dos mayúsculas
que al inicio me usurparon.
Olvidarlas
como a un chicle debajo del pupitre.
Mas me retracto;
ahora me han servido
como pluma
-y no de gallina-
para el intento de lo que intento ser:
el cacareo del amanecer.