(En agradecimiento a un genio llamado Gaddier)
Un remolino de días
se me ha conglomerado
en la saliva.
Ardedor:; cola de cerillo
entre los dedos.
Des
ten
di
dos
me observan los aromas
en el telón de aquella luz
que nunca más he visto
en el raciocinio.
Por ti
fui mía en esas horas
en las que más te tuve
nuestro universo se mecía
en el prolongado diluvio
de la certeza.
Los aires en los que llegas
nunca te han llevado.
Vigente
descontrolada metástasis
inoportuno espasmo digestivo
imprescindible fachada
del reino que me heredaste.
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