Porque escribo
me nace una liebre
en el nosotros
y no sé cuándo soy más libre
si en el amor de las paredes
en lo posible de mis hojas.
Son estos de repentes
traviesos captores.
Subo con ellos al lunar carruaje
desnuda de cómos
ebria, laxo acordeón.
Escribo.
Hago la ternura.
Escribo
desarropada de pavores.
Le escribo a usted
con cada rayo del día
desde un reloj sin flechas.
A usted:
quién lo entiende
adora los versos
no remite
menos su gotear comprende.
Aprenda e imite:
Para la valentía solo basta la tinta.
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