martes, febrero 26, 2013

Cuando aún no éramos




 
Hubo un tiempo de idear al esperado.
En esos tiempos
comenzaron a brillarme los azules por las venas
eran las horas de las trinitarias por mis pechos. 
 
Florecí. 
 
En las horas de la búsqueda
anduvo mi hombre no sabido
fértil como el terreno del bosque
otras como raíz sin tronco. 
 
Le creció el sándalo en la boca
emanó el café de su pielmujer
de sus ojos de granos tostados
de su hambre de hombre asustado.
iba de suelo en suelo con toda el alma
se asoleaba en el mío cercano y distante.


Ya eran mis horas, ya era mi palabra
intacta
como llovizna dibujada en una hoja.
La niña que me cantaba, que aún escucho
me tomó de la mano, me ató a ella
llevaba un reloj inquieto, un cangrejo de miel
diluviándole las ilusiones.
Le crecieron: se fue por los caminos
a buscar, a abrir, a mirar por las puertas
por las puertas, por las puertas, por las puertas…
 
Ha regresado el tiempo
recorro lo caminado
abro lo abrido
le entrego mis labios sonreídos
recupero de esos parajes
todos mis corazones desintegrados
y que ahora renacen
en una fiera gigante que al hombre
de madera, de café, de hambre:
devorará. 

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