jueves, abril 11, 2013

Natalicio


 
 
Tan solo uno en la vida.

Disponer solo con sí mismo
agolpar la corriente de sangre hasta los ojos
agrietar a pura dentellada la cebolla
sin permitir el desfile triunfal de una lágrima.

Nosotros
desterrados
sin el vientre materno
despojados de fieras
sin otras sombras
llagosos
despedazados
desalados
desnutridos
desollados
deformados
dolidos
desaparecidos.

Desperdigada está la telaraña
hasta el berrinche de los sepulcros
ululan lamentos palpitando por los poros
apetentes del último aliento.

¡Carajo!
Me niego a descuidar la vida.

Que aguarden los sepulcros:
hoy he nacido.

 

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