Este pudiera ser el poema
que siempre quise escribir,
sin asomos de cólera…
Andrés Castro Ríos
Amado,
existe un poema oculto
en tu pecho esperanza
oprimido silbido
de mi pecho corazonada.
Hojarasca
-tal vez-
el sentarme a la espera
del portentoso día.
Llegará;
aun sin vaticinios
y me sorprenderá
cuando no quede al sol
ni un trapito tendido.
Ese día
habrá un melodioso estruendo
sacudiendo las autopistas
aterrizará
en lo yermo y estéril de aquel final
que dejó suspendidos
los labios a medio cubrir mi estancia
los dedos a medio centímetro de mi poema
el bosque lluvioso regando cosquillas
en el sinfin de bromelias no nacidas.
Este día en que las orquídeas que debieron
se desamparan en un jardín moribundo
debió nacer el poema
que el corazón no para de recitar
pero en la ruta hacia las manos
lo cautiva un silencio de pájaros alelados.