jueves, mayo 17, 2018




Me preguntarán

¿A qué hora será
cuántas trompetas te anunciarán?
¿Estaré en la faena diaria
y me sorprenderás como ladrón a cualquier hora?
¿Brincaré de emoción
o caeré de bruces?
(como debe ser)
Quisiera preguntarte sin importunarte
pues sé que llevas una vida preguntándote lo mismo
por eso te abrazo a cada rato
con mi suspiro en turno
porque así aprendemos a amar
los que esperamos desde la distancia.
Aprendemos a echar nuestro latido
como un ruego, como una manoelástica
que puede llegar hasta la puerta de tus ojos.
Aprendemos a echar nuestro latido
con la convicción del anzuelo que hallará agua.
Yo sé que tu piel debe ser de acero aterciopelado
sé de tus horas de papeles mojados y anhelos inquebrantables
¡y lo sé!:
no porque me lo hayas o hayan dicho;
lo sé porque yo comparto tu corazón de flor sencilla.
¿No te asusta tantas ganas de ti que tenemos?
A mí me aterra que nadie pueda preguntarme:
¿Dónde estabas cuando Oscar fue liberado?,
pero más me aterra que perdamos la esperanza.

    (Escrito el 11 de enero de 2017)

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