Intuí desde tus primeros soles
que serías el azul de mi tierra.
Desde aquellos rayos que:
despertaron el principio de mis días
frondaron los suelos de estos mares
olearon todos mis bosques
y durmieron el jamás de mis noches.
Porque desde esos días
-en que formaste este universo-
comenzó el latido de mi aliento.
El diluvio de tu gota
sacudió el barro granulado
donde sonámbula rodaba.
He sido desde entonces
este eros-ionado cosmos
que ahora me habita
mientras me sumerge
en el vientre en el que
se pintan de células
quiméricos vuelos.
domingo, octubre 31, 2010
miércoles, octubre 20, 2010
jueves, octubre 07, 2010
Intrusa
De aquí para allá.
Si al menos fuera
un tren con ruta
una hormiga errante
hacia su hormiguero.
De mi emergí
-y de todo- .
Olvidé allí la emotividad
las lecciones para la dicha
los siete días de la luz.
Por donde voy no hay cielo.
¡Venga el caballero que me arroje la luna!
Tu existir vive sin mi vida.
Mi vida no vive sin tu existir.
Las cosas buenas se vaciaron en tu valija.
Vacía.
No me queda algo.
Ni el recuerdo del sabor a mí...
Soy tan pobre que de mí ando desnudada
hambrienta de tus manjares
de aquellas hojas de tu mirada.
¡Piedad para mi ojos!
Como me tienes
como no me tengo me clamo.
De lo contrario
habitará esta otra
-siempre, siempre, siempre-
en esta cabeza mía.
Como me posees
como no me poseo me pido.
Por lo opuesto
pernoctará esta otra
-perpetua, perpetua, perpetuamente-
en estos poros míos.
Si al menos fuera
un tren con ruta
una hormiga errante
hacia su hormiguero.
De mi emergí
-y de todo- .
Olvidé allí la emotividad
las lecciones para la dicha
los siete días de la luz.
Por donde voy no hay cielo.
¡Venga el caballero que me arroje la luna!
Tu existir vive sin mi vida.
Mi vida no vive sin tu existir.
Las cosas buenas se vaciaron en tu valija.
Vacía.
No me queda algo.
Ni el recuerdo del sabor a mí...
Soy tan pobre que de mí ando desnudada
hambrienta de tus manjares
de aquellas hojas de tu mirada.
¡Piedad para mi ojos!
Como me tienes
como no me tengo me clamo.
De lo contrario
habitará esta otra
-siempre, siempre, siempre-
en esta cabeza mía.
Como me posees
como no me poseo me pido.
Por lo opuesto
pernoctará esta otra
-perpetua, perpetua, perpetuamente-
en estos poros míos.
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