De aquí para allá.
Si al menos fuera
un tren con ruta
una hormiga errante
hacia su hormiguero.
De mi emergí
-y de todo- .
Olvidé allí la emotividad
las lecciones para la dicha
los siete días de la luz.
Por donde voy no hay cielo.
¡Venga el caballero que me arroje la luna!
Tu existir vive sin mi vida.
Mi vida no vive sin tu existir.
Las cosas buenas se vaciaron en tu valija.
Vacía.
No me queda algo.
Ni el recuerdo del sabor a mí...
Soy tan pobre que de mí ando desnudada
hambrienta de tus manjares
de aquellas hojas de tu mirada.
¡Piedad para mi ojos!
Como me tienes
como no me tengo me clamo.
De lo contrario
habitará esta otra
-siempre, siempre, siempre-
en esta cabeza mía.
Como me posees
como no me poseo me pido.
Por lo opuesto
pernoctará esta otra
-perpetua, perpetua, perpetuamente-
en estos poros míos.
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