lunes, febrero 28, 2011

Eurídice



Tortura:
compás rítmico de la espera.
Atroz campanada al oído
en las horas vacías de tu voz:
Voz que colma mi sangre.
Voz de tambor bajo mi ombligo

porque cuando te pienso
una bombilla de diamante rojo
se instala bajo mis pies
para dejar en mis pasos
los residuos lumínicos
de lo que soy cuando
te instalas en el sol
en que me conviertes.

Amor,
ya han estado mis rodillas
tan dobladas en una inefable oración
que ahora rehúsan a incorporarse
hasta que me paseen tus ojos.

Búscame frente a las velas
en donde único te encuentro:
altar, imagen inmaculada, agua bendita.

Camina entre los mortales
que abundan en el infierno
rescátame con los ojos cerrados
y sólo ábrelos
cuando la luz diamantada de mi vuelo
vuelva a brillar con el din-dón de tu voz.

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