El cerrajero aún no llega
¡urge!
antes que mi angustia
alfombre de coladores los poros
y se me escape la última siembra.
Con fe de poesía
ha estado el plantío de escalofríos.
Entran a mis pechos dedos febriles
como un pájaro carpintero
moldeando su aposento.
Este albergue es lo último
y la ilusión de seda en la alcoba
de ojos recientes clavados en mi techo:
la única moneda.
Hombre,
cuelga en mi puerta un calendario:
¡Antójatelo!
Sea esta fecha
caricia en la desfase
raíz de llave.