Al: Animal
fiero y tierno
de Ángela María Dávila
No
crean que no me he dado cuenta
de
esta también letanía silente en mi nada
del
jiribilla implacable
latiéndome
desde afuera
puyándome
desde adentro.
No
crean que no estoy harta.
Y
por mueca:
esta
sonrisita corriendo como mar abierto.
Y
por blasfemia
el
almíbar apalabrado para el necesitado.
¿Y
a mí quien me apega su hombro azulado?
Busco
el múcaro de mi naturaleza…
Muero
por asustar
feamente,
despiadadamente.
Por
repuesta: un ¡Angie, detente!
-¡Qué
mucho joroba
esa
segunda voz desafinada!-
¡Ay
Anjelamaría!:
Si
tu ombligo me poseyera
fieramente…
tiernamente….
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