Con tantos sinsabores
no debería intentar enamorarme.
Con tanta idiotez
de más de seis pies
a quien con mis poemas homenajeé
debería echar desde el espacio mis libretas.
Con tanta historia sin final de telenovelas
debería no saber prender televisores…
No había internalizado
la historia que me ha pretendido poeta:
de esas de tragedias en calles solitarias
de esas frente a las rocas
a los precipicios más precipitados
de esas frente a las
botellas
al fusil en las sienes…
Pero hoy en que de nuevo veo una nueva tarde
tarde sin nada y con todo en mis anhelos
entrego la máxima resistencia a claudicar.
Las tinieblas que se queden con las traiciones
que marchen al son de
acordes felices
para el dolor de mi antigua elegía.
Con tanta historia de planes homicidas
apuestan a:
a que me siente en una barra
a la marchitez de mis bromelias
a mi cuerpo manoseado
al derrumbe de la lucidez
a pájaros muertos en mi lámpara
a mi jirafa vuelta enana
a mi alma vagando por los cactus.
Con tanta historia de sangradas estrategias
no sé de palabras rendidas ni de condenas
por pecar al elegir;
el infierno no ha de volver a hacerlo
celebro que el cielo lo hará por mí.
¡Que el homicida de la paz
oiga de mi victoria!
oiga de mi victoria!