Hay una criatura acolmillada rondando
con el poder de una palabra por los confines de la piel
penetra cercenando allí, barrenado allí
allí con su ejército de garrapatas robustas
allí abarcando más allá de los muros de la clemencia
allí digiriendo la guerra con su corona de laureles
allí en el lagrimeo que esgrime desde las raíces del alma.
Conozco muy bien a esta especie
es un Cerbero apostado en la entrada del sosiego
escudriñando con sus garras la presencia de la esperanza.
Sé muy bien de lo que hablo.
No necesito ojos para identificar
aguijones, cobras, escorpiones, incisiones, desgarres,
masacres
espinas, fracturas, venenosas serpientes, erizos,
el loboveja desdoblándose…
Así -¡y peor!- es el dolor de la traición.
4 comentarios:
tan solo leer ya duele...... muy buena ...
Te saludo y abrazo. Bendiciones.
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