viernes, octubre 24, 2014

Refugiada en tu ternura




Inmisericordemente hemos almacenado
4,625 veces la misma desnudez  
como aquellas estivas de periódicos en la covacha;
no sabemos las fechas pero están allí
(con notas de dolor, de brindis, de soledades,
de reinos divididos, ofertas engañosas, maltrato,
plagas aniquilantes, obituarios tatuados).

Una sola letra negra fue suficiente para escribir
sobre el crepúsculo invidente de nuestras castigadas almas
(mi dolor era un circo de espejos rotos  
donde no hallaba la curva de mi boca
tu melancolía era de orfandad y gigantes cebollas).

Las frutas que no comimos
dibujaron hongos en el aire;
eso le pasa al amor cuando no respira
por eso he vuelto a desnudarme…
Un yeso me levanta
para hacer diferente el mismo cuerpo que te entrego.

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