¨Triste herencia¨ de Joaquín Sorolla |
Pobrecita la tristeza
su ejército se ha retirado.
¡Adiós!
¡Vítores!
¡Onomatopeyas!:
ja,ja…
¡Pobre diabla!
Desertora .
De la mano
a pie
vagando con la neblina.
Las luciérnagas, las ranitas
le retiraron su magia.
¡Auuu!:
el lúgubre aullido
que la congela.
Palidece.
Se le enreda su enjambre
de lágrimas en las pestañas
y allí la dejamos:
olvidada en su laguna de quejas.
Ella y su nada
vivirán infelices para siempre;
nosotros no.
Y así terminamos su historia:
cerrándole la página.
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