He notado como el cultivo
se hace maíz en palomas enanas
y cómo se han inundado de cascarones
y piares los paisajes.
Ya me lo advertía
la envidia en la estrella incendiada:
¨no insultes mi enérgica faena
con el sol instantáneo de tu huella¨.
Antes, el monosílabo y yo
compartíamos el desalojo de prosódicos y ortográficos.
Naciste.
Han muerto las reglaslas tildes adornan todas sílabas
desde que en mi hondura
fue tu palabra retrueno y salivar.
¿Escuchas mi á-í-í?
Vapor: víctima condensada
hacinado efluvio que rebota con tu eco
la humedad de mi centro hacia la gente.
¡Mutis!
A ahuyentar el rubor en mi linajepues enfermos de gemidos me aúllan los bramidos
burbujean mis sales, bullen los turquesas
y bravean febriles mis voces.
¿Escuchas otra vez?
Si aún no ardes,
al fuego no llames.
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