Nos quedamos sin nada
deambulantes en un nadar
de sangrantes clavijas
espantando el impertinente murmurar de la frente
tirando al eco la torpeza, el hierro,
la bestia de la palabra.
Nada tenemos
anda la soledad coronada
de desesperanzada aurora
autómata camina por la alfombra dorada
de un vacío lleno de pérdida, lleno de nada.
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